Cayetano Santos Godino, más conocido como el 'Petiso Orejudo', viendo la imagen no es difícil imaginar el porqué de este alias, nacería en Buenos Aires un 31 de Octubre de 1896. Hijo de inmigrantes calabreses, Fiore Godino y Lucía Ruffo, vivió una infancia común a la mayor parte de los asesinos en serie: difícil y tortuosa. Su padre, alcohólico y maltratador había contraído el sífilis poco antes del nacimiento de Cayetano. El niño vino al mundo con graves problemas de salud. De hecho, durante sus primeros años de vida estuvo varias veces al borde de la muerte a causa de una enteritis.
La niñez de Cayetano Godino transcurrió en la calle, vagando. Expulsado de varias escuelas por su falta de interés en los estudios y su comportamiento rebelde. Y como no podia ser de otra manera su padre para 'enderezarlo' lo molía a palos. Cayetano vivía en la calle 24 de Noviembre 623 y sembraría el terror en los barrios de Almagro, San Cristóbal, Boedo y Parque Patricios.
El 'Petiso Orejudo' comenzaria su carrera criminal con tan solo 7 años de edad y aquí la pregunta nos vuelve a la mente: ¿el asesino nace o se hace? Cayetano fue responsable de la muerte de cuatro niños, siete intentos de asesinato y el incendio de siete edificios.
La primera víctima fue Miguel de Paoli de 21 meses de edad. Lo llevó al campo, lo tiró a unos arbustos llenos de espinas y lo golpeó con una piedra. Un policía que pasaba se percató de lo sucedido y llevó a ambos niños a la comisaría, de donde serían recogidos más tarde por sus respectivas madres
Al año siguiente, Cayetano agredió a su vecina Ana Neri, de apenas 18 meses. La condujo hasta otro campo donde la golpearía repetidamente en la cabeza con una piedra. Nuevamente fue descubierto por un policía que puso fin al ataque y lo detuvo, pero, dada su corta edad, de nuevo fue dejado en libertad esa misma noche.
El primer asesinato de Cayetano pasaría desapercibido y solamente sería descubierto años después cuando lo relató ante la policía. Según él cuenta, en 1906 tomó a una niña de aproximadamente dos años y la llevó hasta un acampado donde intentaría estrangularla, después, decidió enterrarla viva en una zanja que cubrió con latas. Las autoridades, al conocer este crimen, se trasladaron hasta el lugar pero se encontraron con que se había edificado una casa de dos pisos. La historia no pudo ser corroborada a pesar de que los archivos policiales registraron una denuncia por desaparición con fecha 29 de marzo de 1906, de una niña de tres años de nombre María Roca Face. La niña desaparecida nunca fue encontrada.
Ese mismo año, al parecer apenas algunos días después de cometer su primer asesinato, Cayetano sería denunciado ante la policía por su padre al descubrir que había martirizado a algunas aves domésticas. Fiore encontró dentro de un zapato de su hijo un pájaro muerto y, debajo de su cama, una caja en donde guardaba los cadáveres de otras aves.
Cayetano Godino estuvo recluído poco más de dos meses y después regresó a las calles. Y a hacer lo que mejor sabía a su corta edad, asesinar y agredir a infantes.
En 1908 intentó ahogar a Severino González Caló, de 22 meses de edad, pero fue detenido a tiempo y liberado al otro día. Seis días después, en Colombres 632 quemó con un cigarrillo los párpados y los ojos de Julio Botte, de 20 meses de edad.
El 6 de diciembre de 1908, Fiore y Lucía Godino, cansados de los continuos problemas causados por Cayetano volvieron a entregarlo a la policía y esta vez fue enviado a la Colonia de Menores Marcos Paz. Durante su encierro acudió a clases y medio aprendió a leer y escribir.
La estancia de Cayetano en Marcos Paz, lejos de regenerarlo, le endureció. El 23 de diciembre de 1911 regresó a las calles siendo un criminal frío y terriblemente potenciado. Cayetano comenzó a sufrir fuertes dolores de cabeza por lo que comenzó a beber y el alcohol acababa de ejercer de gasolina para sus ganas de matar. Como también era pirómano, decidió quemar una bodega de la calle Corrientes, fue detenido y dijo: "Me gusta ver trabajar a los bomberos… es lindo ver como caen en el fuego."
Nueve días después de este hecho, un crimen aterrador conmueve a la sociedad argentina. El cadáver del menor Arturo Laurora, de 13 años fue encontrado en una casa desfigurado por los golpes. Cayetano confesó ser el autor del crimen.
Las agresiones del 'Petiso Orejudo' se sucedian hasta que en diciembre de 1912 cometería su ultimo asesinato y el más atroz de su espeluznante campaña, la víctima, Jesualdo Giordano de apenas tres años. Jesualdo accedió a acompañar a Cayetano a comprar unos caramelos. Jesualdo terminaría siendo asesinado con un clavo que Cayetano introdujo en la cabeza del pequeños, usando una piedra como martillo. Lo mas terrorífico de esta muerte, es que el padre de Jesualdo se cruzaría con el asesino de su hijo y este le informaría de que no lo había visto e incluso le recomienda ir a la policía.
Tras ser detenido confesó cuatro homicidios y numerosas tentativas de asesinatos. En una primera instancia, Santos Godino fue declarado irresponsable y se lo recluyó en el Hospicio de las Mercedes, en el pabellón de alienados delincuentes. Allí atacó a dos pacientes: uno inválido en una cama y el otro en silla de ruedas. Después intentó huir. Lo trasladaron entonces a la Penitenciaría Nacional.
Diez años después, en 1923, se le trasladó al Penal de Ushuaia, Tierra del Fuego, conocida como la Cárcel del Fin del Mundo. En 1927 los médicos del penal, basándose en los estudios seudocientíficos de Lombroso, creían que en las orejas radicaba su maldad, por lo que le practicaron una cirugía estética para achicárselas. Este radical tratamiento, obviamente, no tuvo resultados.
No hay noticias de él hasta 1933, cuando se supo que enfureció a los presos porque mató a un gato del penal, le hundió los ojos y lo tiró al horno; los otros reclusos le pegaron tanto que tardó más de veinte días en salir del hospital.
En 1936 pidió la libertad y se la negaron porque de los dictámenes médicos concluyeron que "era un imbécil o un degenerado hereditario, perverso instintivo, extremadamente peligroso para quienes lo rodean"
Su muerte ocurrió en Ushuaia el 15 de noviembre de 1944. Supuestamente murió a causa de una hemorragia interna causada por una úlcera, pero se sabe que había sido maltratado y violentado sexualmente.
La primera víctima fue Miguel de Paoli de 21 meses de edad. Lo llevó al campo, lo tiró a unos arbustos llenos de espinas y lo golpeó con una piedra. Un policía que pasaba se percató de lo sucedido y llevó a ambos niños a la comisaría, de donde serían recogidos más tarde por sus respectivas madres
Al año siguiente, Cayetano agredió a su vecina Ana Neri, de apenas 18 meses. La condujo hasta otro campo donde la golpearía repetidamente en la cabeza con una piedra. Nuevamente fue descubierto por un policía que puso fin al ataque y lo detuvo, pero, dada su corta edad, de nuevo fue dejado en libertad esa misma noche.
El primer asesinato de Cayetano pasaría desapercibido y solamente sería descubierto años después cuando lo relató ante la policía. Según él cuenta, en 1906 tomó a una niña de aproximadamente dos años y la llevó hasta un acampado donde intentaría estrangularla, después, decidió enterrarla viva en una zanja que cubrió con latas. Las autoridades, al conocer este crimen, se trasladaron hasta el lugar pero se encontraron con que se había edificado una casa de dos pisos. La historia no pudo ser corroborada a pesar de que los archivos policiales registraron una denuncia por desaparición con fecha 29 de marzo de 1906, de una niña de tres años de nombre María Roca Face. La niña desaparecida nunca fue encontrada.
Ese mismo año, al parecer apenas algunos días después de cometer su primer asesinato, Cayetano sería denunciado ante la policía por su padre al descubrir que había martirizado a algunas aves domésticas. Fiore encontró dentro de un zapato de su hijo un pájaro muerto y, debajo de su cama, una caja en donde guardaba los cadáveres de otras aves.
Cayetano Godino estuvo recluído poco más de dos meses y después regresó a las calles. Y a hacer lo que mejor sabía a su corta edad, asesinar y agredir a infantes.
En 1908 intentó ahogar a Severino González Caló, de 22 meses de edad, pero fue detenido a tiempo y liberado al otro día. Seis días después, en Colombres 632 quemó con un cigarrillo los párpados y los ojos de Julio Botte, de 20 meses de edad.
El 6 de diciembre de 1908, Fiore y Lucía Godino, cansados de los continuos problemas causados por Cayetano volvieron a entregarlo a la policía y esta vez fue enviado a la Colonia de Menores Marcos Paz. Durante su encierro acudió a clases y medio aprendió a leer y escribir.
La estancia de Cayetano en Marcos Paz, lejos de regenerarlo, le endureció. El 23 de diciembre de 1911 regresó a las calles siendo un criminal frío y terriblemente potenciado. Cayetano comenzó a sufrir fuertes dolores de cabeza por lo que comenzó a beber y el alcohol acababa de ejercer de gasolina para sus ganas de matar. Como también era pirómano, decidió quemar una bodega de la calle Corrientes, fue detenido y dijo: "Me gusta ver trabajar a los bomberos… es lindo ver como caen en el fuego."
Nueve días después de este hecho, un crimen aterrador conmueve a la sociedad argentina. El cadáver del menor Arturo Laurora, de 13 años fue encontrado en una casa desfigurado por los golpes. Cayetano confesó ser el autor del crimen.
Las agresiones del 'Petiso Orejudo' se sucedian hasta que en diciembre de 1912 cometería su ultimo asesinato y el más atroz de su espeluznante campaña, la víctima, Jesualdo Giordano de apenas tres años. Jesualdo accedió a acompañar a Cayetano a comprar unos caramelos. Jesualdo terminaría siendo asesinado con un clavo que Cayetano introdujo en la cabeza del pequeños, usando una piedra como martillo. Lo mas terrorífico de esta muerte, es que el padre de Jesualdo se cruzaría con el asesino de su hijo y este le informaría de que no lo había visto e incluso le recomienda ir a la policía.
Tras ser detenido confesó cuatro homicidios y numerosas tentativas de asesinatos. En una primera instancia, Santos Godino fue declarado irresponsable y se lo recluyó en el Hospicio de las Mercedes, en el pabellón de alienados delincuentes. Allí atacó a dos pacientes: uno inválido en una cama y el otro en silla de ruedas. Después intentó huir. Lo trasladaron entonces a la Penitenciaría Nacional.
Diez años después, en 1923, se le trasladó al Penal de Ushuaia, Tierra del Fuego, conocida como la Cárcel del Fin del Mundo. En 1927 los médicos del penal, basándose en los estudios seudocientíficos de Lombroso, creían que en las orejas radicaba su maldad, por lo que le practicaron una cirugía estética para achicárselas. Este radical tratamiento, obviamente, no tuvo resultados.
No hay noticias de él hasta 1933, cuando se supo que enfureció a los presos porque mató a un gato del penal, le hundió los ojos y lo tiró al horno; los otros reclusos le pegaron tanto que tardó más de veinte días en salir del hospital.
En 1936 pidió la libertad y se la negaron porque de los dictámenes médicos concluyeron que "era un imbécil o un degenerado hereditario, perverso instintivo, extremadamente peligroso para quienes lo rodean"
Su muerte ocurrió en Ushuaia el 15 de noviembre de 1944. Supuestamente murió a causa de una hemorragia interna causada por una úlcera, pero se sabe que había sido maltratado y violentado sexualmente.
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